Yo no soy La Maga

René Llatas Trejo
3 min readJul 25, 2022

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Mucho se ha escrito sobre Rayuela, la magna novela de Julio Cortázar, y también sobre sus protagonistas, en especial la Maga, ese personaje femenino en apariencia sencilla, pero de un espíritu enigmático, indescifrable aun para el mismo Oliveira. Un personaje inagotable, sin tiempo, que siempre algún lector andará buscando y alguna lectora tal vez andará soñando.

Foto, uppers.es
Foto, uppers.es

El mundo de la ficción alberga dichos deseos irreales, pero ideales.

En un reciente artículo en el suplemento Culto, del diario La Tercera, se comenta sobre la escritora que justamente inspiró a La Maga, Edith Aron, quien hace dos meses murió a los 96 años en la ciudad de Londres.

El artículo menciona algunas declaraciones que Aron brindó al diario Clarín en 2013 apropósito de los 50 años de Rayuela.

Aron tenía 23 años y Cortázar 36 cuando se conocieron y empezaron a andar juntos en París. Ella lo cuenta así: “Era un amor tan puro que aún lo recuerdo. Yo tenía mucho miedo al amor verdadero, supongo que era demasiado joven… Cortázar alquiló un piso y me invitó a vivir con él… pero no me atreví. Quería dedicarme a estudiar”.

Pero el romance no tuvo los frutos necesarios para el matrimonio. Al poco tiempo, Cortázar se casó con Aurora Bernárdez, considerada otra Maga. Sin embargo, la mente del escritor es un poco como la del doctor Frankenstein que para crear a su personaje toma un poco de cada ser especial que ha mantenido en el recuerdo, lo bueno y lo malo ciertamente, lo cruel y lo dulce, también.

Foto, El Periódico

Edith Aron recuerda: “Yo tenía un poco de complejo. Todo el tiempo Cortázar y De Castro hablaban sobre cosas que yo no entendía… y, como no podía intervenir en la conversación, pues pedía una ración de papas fritas… (ríe) La historia del entierro del paraguas también es cierta”.

“Yo era una chica inocente y simple, alta y con la cintura delgada, como en la novela, y con los ojos bonitos (eso me decían) … y sí, fumaba Gitanes… pero no llevaba los zapatos rotos, ni iba despeinada. Una vez le dije que no sabía cocinar bien…”.

Como todo escritor, Cortázar le mostraba sus poemas y cuentos y ya empezaba a comentar sobre el libro mágico que quería escribir, la bomba atómica de la literatura latinoamericana. Entonces publicado ya el libro en junio de 1963 Cortázar le envía un ejemplar dedicado que al parecer Aron no lo tomo a bien.

“Me molestó mucho y la arranqué… decía algo así como que yo era un fantasma que lo perseguía por la Argentina… La lectura me causó mucha impresión”.

Edith Aron también era traductora de los libros de Cortázar al alemán, pero de un momento a otro el escritor pidió que no lo hiciera más justificando que ella no estaba preparada.

“Cortázar me traicionó. Me causó mucho daño… Me perjudicó mucho profesionalmente. Yo no soy La Maga”.

Aron escribió algunos libros, trabajó muchos años de traductora y de profesora. Hablaba español, francés, alemán e inglés… Pero esa desavenencia con el escritor quedaría guardada por muchos años, sabiéndose aún más inmortalizada en una parte o en todo el personaje.

“Me confundió, al final, con el personaje. Aún me duele al recordarlo. No lo entiendo…” declaró al final Edith Aron.

Escúchalo en el podcast Reo de libros

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René Llatas Trejo

Écrivain; blogger; autor de Aftersun. Ha realizado colaboraciones en revistas del medio como Buensalvaje, El Dominical del diario El Comercio, entre otras.